La función de una cutícula es la protección natural de la uña, evitando que penetren en ella agua, humedad u otros organismos. En definitiva, cubre la parte más importante de la uña, que es la matriz. Si la alteras (cortándola, mordiéndola o tirando de ella), se pueden provocar irregularidades, tales como rugosidades y decoloración.
La acción de cortar la cutícula puede facilitar la aparición de infecciones y bacterias, y eso le ocasiona daños a la uña. Por ello, lo recomendable es, en lugar de cortarla, empujarla hacia atrás.
Existen rutinas de cuidado de cutículas, que son idóneas para que ayuden a prevenir y a tratar los padrastros. Lo ideal, es limar, pulir y empujar las cutículas, y luego hidratar. ¡Siempre es esencial que utilices aceite hidratante para cutículas y crema para tus manos!
Beber mucha agua es clave para el cuidado de tus uñas. Recuerda que la hidratación no es únicamente beneficiosa para la piel, también lo es para uñas y cutículas.